El Quinto

Estamos de cumpleaños y me es más fácil decir estamos.

Si no fuera por Jael, mi cumpleaños podría pasar desapercibido, tal como era antes de conocerlo y de saber de los otros 4 que pegaron el primer grito el mismo día. Aunque yo nací 365 días más tarde y de noche y soy la única que tiene los relojes cambiados por eso, y desde el alumbramiento. La verdad es que cumplo un quinto de siglo pero no importa, porque no voy a vivir un siglo, ni medio, ni tres cuartos, ni ninguna fracción si no es una vida entera, y aún no me prendo con una flecha como la llama de Atenas 2004; pisando el suelo aún no voy camino a la partera y con la pera pegada al pecho no me veo más que el ombligo borroso.

Los cumpleaños los vivo como un estado de cuenta y por estos días cargo una torta más a la tarjeta. En cualquier momento me sobregiro y se me interpela. Usted solo gasta y nada devuelve. Qué ha hecho de todos los años prestados.

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